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En 1994, el Acuerdo sobre Agricultura de la Organización Mundial del Comercio (OMC) marcó el rumbo para la liberalización y la organización equitativa del sistema global de comercio agrícola. La cuestión de la seguridad alimentaria simplemente se “señaló” como una “preocupación no comercial”. A pesar de este estatus legalmente periférico, la seguridad alimentaria parece haber asumido un papel políticamente central en las negociaciones agrícolas en curso.

De hecho, es el único tema agrícola que ha sido objeto de nuevos compromisos por parte de los miembros de la Organización durante la 12ª Conferencia Ministerial (MC12) celebrada en 2022, principalmente para prohibir las restricciones a la exportación que puedan obstaculizar el trabajo del Programa Mundial de Alimentos. En un momento en que están en marcha los preparativos para la 13.ª Conferencia Ministerial (MC13) a principios de 2024, el Director General ha invitado a los miembros a ver las negociaciones sobre la agricultura a través del “lente de la seguridad alimentaria”.

¿Cómo se pueden explicar los mayores riesgos en esta área?

Las causas inmediatas se pueden encontrar en los recientes trastornos en el comercio agrícola mundial. Los desastres climáticos, la pandemia de COVID-19, la guerra y las sucesivas crisis económicas han socavado la confianza en la seguridad de las cadenas de suministro mundiales y han revivido la noción de “soberanía” alimentaria en varios países. No sin algunas razones. Estos hechos han desbaratado una década de avances en la lucha contra la desnutrición y han empujado al 10% de la población mundial a una situación de inseguridad alimentaria, con 800 millones de hombres, mujeres y niños pasando hambre, 345 millones de personas sufriendo desnutrición severa y 45 millones de personas viviendo con la amenaza del hambre.

Número y prevalencia de personas que pasan hambre en el mundo en 2000-2021

Fuente : Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Programa Mundial de Alimentos (PMA) y Organización Mundial de la Salud (OMS) (2022), The State de Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo 2022: Reutilizando las Políticas Alimentarias y Agrícolas para Hacer Dietas Saludables Más Asequibles, Roma: FAO.

Nota : Las estimaciones para 2021 se muestran mediante líneas de puntos y se basan en los datos de la escala de experiencia de inseguridad alimentaria de 2014 a 2019. Las áreas sombreadas muestran los límites inferior y superior del rango estimado.

Estas causas externas se han visto exacerbadas en la OMC por la falta de avances en las negociaciones agrícolas, en particular en lo que respecta a los subsidios agrícolas emanados de la Ronda Uruguay o el manejo específico del tema del algodón, tan crucial para los llamados países C4 ( Benín, Burkina Faso, Chad y Malí). Sin embargo, la reducción gradual de la ayuda que distorsiona el comercio (compartimento ámbar, calculado como Medida Global de la Ayuda) sigue siendo el objetivo compartido de los miembros de la OMC, muchos de los cuales son países en desarrollo que desean beneficiarse de las intervenciones en el mercado, en particular a través de sus compras para su público. programas de almacenamiento de existencias con fines de seguridad alimentaria a precios fijados por el gobierno.

A pedido de India y un grupo de países en desarrollo, el tema se abrió paso en la agenda de la Conferencia Ministerial de la OMC en Bali en 2013. Una solución temporal en forma de una cláusula de paz que protege estos programas públicos de constitución de existencias cuando se cumplen ciertas condiciones. estuvo de acuerdo hasta que se encontró una solución duradera. Pero hasta ahora, las negociaciones no han logrado idear una solución permanente.

La combinación de estos factores ha reabierto una larga y profunda discusión sobre el nexo entre la liberalización comercial y la seguridad alimentaria, teniendo en cuenta que el comercio internacional y la producción nacional son necesarios para garantizar la seguridad alimentaria, tal como lo reafirmaron los ministros en Ginebra en la MC12 en 2022. La pregunta es si el foco debe ponerse en apoyar la producción nacional o en abrir y diversificar el comercio. Ya se trate de subsidios o de acceso a los mercados, el objetivo de las negociaciones sobre la agricultura es encontrar el equilibrio adecuado entre estos dos puntos de vista opuestos. Desde la Conferencia de Buenos Aires en 2017 hasta la Conferencia de Ginebra en 2022, aún no se ha encontrado este equilibrio.

¿Qué puede hacer la OMC en los próximos meses?

En primer lugar, debe seguir abordando la actual crisis alimentaria. Y el papel del comercio agrícola es crucial en ese sentido. Esto se debe a que ciertas regiones son estructuralmente exportadoras de alimentos (por ejemplo, América del Sur exporta en promedio el 60 por ciento de su producción), mientras que otras son estructuralmente importadoras de alimentos (por ejemplo, África del Norte, África subsahariana y varios países del sur de Asia importan en promedio 30 por ciento o más de sus alimentos) y porque Ucrania y Rusia, que actualmente están en guerra, juegan un papel sistémico en este comercio, y Ucrania por sí sola representa más del 10 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo, el 15 por ciento de las exportaciones mundiales de maíz y el 50 por ciento de las exportaciones mundiales de girasol.

El papel de la OMC es garantizar la transparencia y apertura de los mercados agrícolas cuando los países se ven tentados a quedarse con su producción nacional. Las restricciones a la exportación están permitidas en tiempos de crisis bajo los acuerdos de la OMC. Pero si todos los países los invocaran al mismo tiempo, el comercio se paralizaría y la crisis se agravaría para cada país. Por lo tanto, existe un interés colectivo en cooperar.

La Secretaría de la OMC supervisa las medidas comerciales adoptadas por los miembros y esta transparencia ayuda a contrarrestar las especulaciones sobre aumentos de precios. Los miembros de la OMC se han comprometido a ejercer moderación con respecto a las medidas comerciales restrictivas para mantener los mercados abiertos tanto como sea posible durante tiempos de crisis. Estos compromisos generalmente se cumplen. De hecho, aunque el número de restricciones a la exportación aumentó rápidamente al comienzo de la guerra entre Rusia y Ucrania, luego disminuyó y se estabilizó en alrededor de 60. Obviamente, todavía es demasiado alto, pero al menos no ha provocado ningún pánico. En general, la situación se ha mantenido bajo control. Paralelamente, los miembros han adoptado casi tantas medidas de liberalización comercial sobre sus importaciones de alimentos, ayudando así a mantener los mercados funcionando sin problemas.

La MC12 también vio el lanzamiento de un programa de trabajo sobre seguridad alimentaria para los países menos adelantados (PMA) y los países importadores netos de alimentos.

La Organización ha desempeñado su papel en todos los foros que abordan la crisis junto con el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo Monetario Internacional (FMI), con una estrecha coordinación a nivel de jefes de agencia. También formó parte del grupo de trabajo sobre la crisis de seguridad alimentaria mundial presidido por el Secretario General de la ONU, que facilitó con la asistencia de Türkiye la conclusión de un acuerdo clave con Rusia y Ucrania para facilitar la exportación de cereales y otros productos alimenticios de Ucrania. puertos (la Iniciativa de Granos del Mar Negro), así como un Memorando de Entendimiento sobre las exportaciones de productos alimenticios y fertilizantes rusos.

El desarrollo comercial del sector algodonero continúa movilizando esfuerzos específicos en apoyo del C4. La OMC y la FAO han presentado recomendaciones conjuntas a los líderes del G20 para evitar el riesgo de escasez de fertilizantes. La OMC, el Banco Mundial y la FAO informarán juntos al G20 sobre seguridad alimentaria en las próximas reuniones de primavera del Grupo del Banco Mundial y el FMI.

Durante esta primera fase de abordaje de la crisis, la cooperación internacional y la resiliencia de los mercados internacionales dieron sus frutos. El índice mundial de precios de los alimentos de la FAO ha caído un 20 % desde el máximo registrado en marzo de 2022.

Índice de precios de los alimentos de la FAO: 1963–2023

Fuente: FAO

¿Cómo contribuyó la OMC a esta tendencia? Es difícil decirlo en ausencia de un escenario contrafáctico. Pero las simulaciones realizadas en la Secretaría de la OMC indican que si hubiera habido una proliferación de medidas de restricción de exportaciones, los precios del trigo podrían haber aumentado más del 85 por ciento en ciertas regiones de bajos ingresos (aunque el aumento real se limitó al 17 por ciento). A pesar de ello, los precios mundiales siguen siendo altos y la inflación de los precios de los alimentos sigue siendo demasiado pronunciada en muchos países. Se debe proseguir con la cooperación acordada en la MC12. La próxima conferencia ministerial de la OMC brindará la oportunidad de hacer un balance y acordar nuevas directrices.

Más allá de la crisis actual, urge retomar las negociaciones sobre agricultura que llevan varios años estancadas en los temas habituales (ayuda interna, constitución de existencias públicas, acceso a mercados, etc.) para impulsar reformas profundas que impulsen el sistema mundial de comercio agrícola y contribuir a la seguridad alimentaria.

Sin embargo, después de varios fracasos, muchos se muestran abiertamente escépticos sobre las perspectivas de estas negociaciones.

Sin embargo, la OMC logró en 2015 eliminar los subsidios a la exportación agrícola. Ese fue un avance difícil pero significativo para la seguridad alimentaria. Recuerdo mis primeros años como negociador comercial, cuando los pollos congelados exportados por los países desarrollados inundaban los mercados de África a precios más bajos que los precios del pollo nacional.

En el futuro, debemos abordar las distorsiones creadas por los subsidios internos y las barreras arancelarias y no arancelarias. Todo parece indicar que no será posible lograrlo sin una nueva visión de la vieja “preocupación no comercial” de la seguridad alimentaria, que se ha visto exacerbada por los nuevos desafíos del cambio climático. Eso debe incluir una solución a la cuestión de los programas de constitución de existencias públicas para la seguridad alimentaria.

El Presidente del comité de negociaciones agrícolas, Embajador Acarsoy de Türkiye, ha decidido organizar una serie de reuniones temáticas. Participar en discusiones técnicas y desapasionadas basadas en datos y análisis económicos de los socios de la OMC que se especializan en el campo (FAO, el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el Consejo Internacional de Cereales y la Organización para la Cooperación Económica). funcionamiento y Desarrollo) parece un primer paso necesario para habilitar una nueva mentalidad y emprender un camino constructivo hacia la XIII Conferencia Ministerial de la Organización. Esto es lo que está en juego cuando se abre la Semana de la Agricultura, y esta edición se centra en la seguridad alimentaria.

Fuente: wto.org